viernes, 25 de febrero de 2011

LA PINTURA DE MANUEL PARRA




LA PINTURA DE MANUEL PARRA.



El gesto brillante, el riesgo, el lance y el acontecimiento plástico emocionan en Manuel Parra a través de imágenes admirables. Iconografías que son impresionantes metáforas; alegorías que producen un sorprendente dialogo con el espectador cuando éste se entrelaza con sus obras, intermediándose en ese territorio que el autor domina con tiento creativo.



Recorremos espacios de formas y colores sorprendentes siempre; ámbito aleatorio, sublimar, propiciado por el brioso toque decidido de un pincel que va reclamando y forjando la figura, su color y su línea a través de sugerentes y fuertes tonos, alejados de la abstracción más fehaciente ahí donde lo figurativo, siempre en permanencia necesaria -por mucho que hayan querido en algún momento de la historia del arte excluirlo-, cobra nuevos caminos, nuevas altitudes y desarrollos, para, armoniosamente plasmados, resolver y avanzar en múltiples lecturas cromáticas, en nuevos territorios visuales.



Una acometida pictórica excepcional emprende el pintor siempre al acecho y en crecimiento. Un embate donde las interrogaciones quedan en un estado constante de invitación, requerimiento, y a veces intimidación latente en el espectador, al que obliga al abordaje de esos espacios para que tome lo que logre captar, y admire y se imbuya en el recurso modular de su personal lenguaje. Manuel Parra concibe el arte como una actividad que deriva de lo profundo personal. En este sentido es un artista catártico debido a su capacidad de propiciar una experiencia cognitiva que sensibiliza al instante.

Una de las constancias de su trabajo, persistente y disciplinado es la mujer –musa sugerente-, a la que convierte, con una facilidad que asombra, en mito poético a través de animosos colores y de orondas líneas sublimares que nos la crean y recrean con fuerza y belleza inusitadas. O por decirlo mejor: convierte el mito –esa leyenda reconocible- en mujer. En tal caso lo transmuta en símbolo de ella misma y así lo sentimos con asombro de espectadores: sensual, profunda, cinematográfica, eterna. Y cuando lo hace con el varón, absolutamente sucede lo oportuno, propiciando una inteligente magnética cercanía.



Manuel Parra desarrolla un discurso vinculado a crear nuevas atmósferas. Térreas unas veces, cósmicas las más, pero siempre equilibradas, radiales, mágicas, sugerentes, con ponderación sensatez y equilibrio, donde la figura cobra espacios idílicos ocupando lugares casi estelares de límites y fronteras apenas perceptibles.Su esfuerzo por ofrecernos en hondura su visión temática no se ha visto fallido: su obra actual posee una riqueza emocional bien evidente y en constante progreso.



Pintura siempre cercana al concepto de la elaboración sensible. Contorneada, sin intelectualismo ni formulismos innecesarios; rica, fuerte, atrayente; básica, cercana, nada imprecisa, de inquietudes que le hace buscar posiciones que provoquen desenlaces sorprendentes aprehendidos y empleados en valores artísticos, desde una realidad que recrea, sintetizándola, la infinita magia que produce el efecto de la luz, el color y las formas, con los espacios hábilmente velados por la potencia del matiz creado.

La gran virtud de esta pintura, es la poderosa fuerza expresiva de su serenidad. Manuel Parra entona la tela con un control total del color, siempre dentro de unas gamas cálidas, que matiza hasta lograr una tonalidad sin distorsiones. Obras impactantes que se crecen en cada visualización generando espectacularidad y emoción… “El artista se ha trazado unas premisas y las mantiene; su obra es firme, profunda y seria". En tal caso, los deseos acaban siendo, en Manuel Parra, realidades admirables de intensas mixturas con frecuencia asombrosas y en constante búsqueda de la esencia plástica, que en él, como profundo e inquieto creador que es, no pueden detenerse.



Barcelona.19.-02.-2011.

Teo Revilla Bravo.

1 comentario:

  1. Manuel, me encanta esta obra, tiene muchísima fuerza y expresividad. Enhorabuena

    ResponderEliminar