Déjame volar, sobre los campos verdes, sentir el aroma de la madre tierra ,
deja que llore, en ese desahogo reconfortante, me abrace al tronco,
me fusione con su espíritu, déjame que sienta la vida, que anide en su vientre,
deja que tropiece, así podré saberme levantar.
Perderme en el bosque, para encontrar el silencio, deja que sonría,
proclame mi soledad, dónde encontrarme a pedazos, dónde el puzle aparece en libertad.
Dónde mentirme puedo, y si plazco, puedo mirar con sinceridad.
Déjame que cruce fronteras, dónde yo me pueda mirar, sentir el aroma de mi esencia,
recorrer entrañas inexploradas, por este ego de vanidad,
déjame sacar mis silencios, mis suspiros, mi filtro de sueño y mis cicatrices,
expresar las cavernas, explorar mi alma, respirar entre los barrotes,
deja que te hable, que te ofrezca, que me desnude.
Amar sin barreras, versar sin límites, beber del manantial,
deshacer el peso sobre mi pecho, que no es envidia, ni llanto, ni dolor,
sino miradas, sentimientos y mil palabras que quedaron en mí,
deja que pinte mis venenos, mis locuras, mi pasión , mi amor,
déjame que me expanda, que oigan, que sientan mi interior,
sólo tu mirada atenta, tu alma despierta y de par en par tu corazón.
Obra y Texto: Manuel Parra.
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